Llamamos gracia al acercamiento gratuito y amoroso
de Dios a nosotros, a su bondad que nos ayuda, a la
fuerza para la vida que procede de él. Por la Cruz y la
Resurrección Dios se acerca completamente a nosotros
y nos hace participar de su vida mediante la gracia.
Gracia es todo lo que Dios nos otorga sin que lo
merezcamos lo más mínimo. [19961998,2005,2021]
«La gracia», dice el papa Benedicto XVI, «es ser contemplado
por Dios, ser tocado por su amor». La gracia no es un objeto,
sino la comunicación de sí mismo que Dios hace a los hombres.
Dios no quiere darnos menos que a sí mismo. En la gracia
estamos en Dios.
1996. Nuestra justificación es obra de la gracia de Dios. La gracia es
el favor, el auxilio gratuito que Dios nos da para responder a su
llamada: llegar a ser hijos de Dios (cf. Jn 1, 12-18), hijos adoptivos
(cf. Rm 8, 14-17), partícipes de la naturaleza divina (cf. 2 P 1, 3-4), de
la vida eterna (cf. Jn 17, 3).
1998. Esta vocación a la vida eterna es sobrenatural. Depende
enteramente de la iniciativa gratuita de Dios, porque sólo Él puede
revelarse y darse a sí mismo. Sobrepasa las capacidades de la
inteligencia y las fuerzas de la voluntad humana, como las de toda
creatura (cf. 1 Co 2, 7-9)
2021. La gracia es el auxilio que Dios nos da para responder a
nuestra vocación de llegar a ser sus hijos adoptivos. Nos introduce en
la intimidad de la vida trinitaria.
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